domingo, 10 de octubre de 2010

Cuando los medios aportan un valor agregado

Publicado en Revista El Monitor, del Ministerio de Educación de la Nación

Por Gustavo Efron *

Heredera privilegiada de la modernidad, la escuela como dispositivo está sustentada en una organización secuencial de la información, a partir de la cual el alumno va construyendo sus conocimientos mediante procedimientos pautados y sucesivos, desde una lógica racional. Esto es histórico. ¿Pero qué pasa hoy cuando buena parte de la información del ambiente es provista por otras agencias sociales; como los medios masivos de comunicación e Internet?
La lógica de procesamiento de la información propia de los medios es sustancialmente diferente a escolar: aleatoria, fragmentaria, no secuencial, y regida más por la sensibilidad que por el ordenamiento analítico-racional. A esto se suma la revolución comunicacional de Internet: allí, emergen comunidades virtuales, nuevos lugares (o “no lugares”) de interacción; y de cada elección surge un abanico de posibilidades que no hubiera existido de no haber uno clickeado allí. No hay un principio, un desarrollo y un final, sino un recorrido no lineal, personalizado y flexible.
Entonces surge el interrogante: ¿Puede la escuela hacer caso omiso de estas maneras de socialización? La pregunta es retórica: no es posible –ni deseable- darle la espalda a un espacio que se erige como un actor relevante en la constitución de subjetividades… Pues bien… ¿Cómo puede la institución escolar dar cuenta de estos nuevos formatos informativos y organizacionales y valerse de ellos para potenciar los procesos de enseñanza y de aprendizaje en el mundo de hoy?
Hay muchos caminos posibles, y varios de ellos ya se han transitado, con distintos resultados. He aquí algunas perspectivas y posibilidades, como pinceladas que pueden servir de disparadoras de muchas otras ideas…
Trabajar con fragmentos de ficción televisiva puede resultar una buena alternativa. Muchos programas, algunos para toda la familia…otros para jóvenes y pre-adolecentes, bien pueden tomarse como síntomas y a la vez como metáforas de lo cotidiano… Lugares en los que se ponen en cuestión muchos de los conflictos, dilemas y problemáticas ético-políticas que atraviesan a nuestra sociedad y a nuestros alumnos; en los que se ponen en juego dimensiones de nuestras vidas … en algunos casos de manera subyacente, en otros explícitamente.
¿Podemos ver allí una posibilidad de intervención como adultos-docentes? Sí. No para señalar con una vara lo que está bien y lo que está mal, ni para concluir con una lección moralizante, sino para otorgar relieve a la mirada, para capturar aquello que subyace allí, casi esperando la oportunidad de tornarse evidente... y echar luz sobre esos rincones ocultos donde reside el sentido…aquellos humores y aquellos dilemas que se presentan a diario… Y en esta lectura, lo aleatorio se cruza con lo analítico… las sensaciones con la reflexión racional…senderos que se bifurcan y se vuelven a encontrar…
En tiempos de Facebook, de exposición pública de lo privado, de identidades en red ¿que queda para ese aula clásica del “puertas para dentro”? ¿Qué queda de esa escuela “Entre Muros” que bien ilumina la película francesa? Esos muros ya se han filtrado, y entre sus grietas fluye aquello incontenible, aquella energía activa que si no se potencia se pierde. Quizás sea oportuno pensar en propuestas que atraviesen las fronteras físicas del aula…que reenvíen a experiencias por fuera de esos límites que –de hecho- ya son difusos… ¿Comunidades temáticas planteadas desde la escuela, en entornos colaborativos? Puede ser… hay una potencia latente en esta posibilidad ¿Redes sociales internas en torno a inquietudes comunes a la comunidad escolar? ¿Por qué no? ¿Por qué no analizar y debatir un acontecimiento histórico en un entorno estilo perfil de Facebook, con textos imágenes, videos y links alusivos? ¿Pensamos que esto le resta profundidad? No necesariamente, si está bien orientado y dirigido en función de un diseño pedagógico, y si pensamos que la mayor participación puede implicar un riesgo, es verdad, pero sobre todo una necesidad y un compromiso con la democratización de la enseñanza. Ventanas que se van abriendo a partir de ir planteando nuevas gramáticas para la generación del conocimiento.
Poner a los alumnos en contexto de producción de materiales (audiovisuales, gráficos, radiales) es otra posibilidad, que los posiciona ante la evidencia de que toda elaboración mediática es resultado de un dispositivo de construcción, de un artificio, tan arbitrario y particular como cualquier elección. Y que allí operan mecanismos de selección. Que no es un “reflejo” de la realidad sino una construcción montada sobre la misma, un recorte y a la vez una elaboración, que plantea un punto de vista, un ángulo de mirada.
Este “hacer” con los medios en la escuela también da lugar a un tratamiento artístico y subjetivo de temáticas curriculares, lo cual implica no tomar el arte como un espacio autónomo (de “artistas”) sino como una instancia de producción que atraviesa y a la vez actualiza los contenidos en clave de los jóvenes. Esta apuesta genera vibraciones y turbulencias en la racionalidad clásica de la cultura letrada, y pone a circular por el aula todo un “mundo de sensaciones” tradicionalmente excluido en las prácticas educativas.
No se trata simplemente de incorporar los medios y las TIC a la escuela, como un mecanismo agilizador. No es cuestión de sumar recursos dinámicos para el aula, lo cual representa sólo un cambio cuantitativo y de forma. El verdadero salto cualitativo es lograr construir desde la pedagogía cotidiana nuevas lógicas comunicacionales, apelar a otros procesos de producción de sentido, inaugurar mediaciones que nos reenvíen a lo subjetivo, otras gramáticas, otras vincularidades… y desde allí habilitar nuevos escenarios para pensar y producir. Es sólo dentro de ese marco político-pedagógico que la experiencia con los medios y las tecnologías de la información puede aportar un valor agregado significativo.


* Director de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, Universidad de Flores. Profesor en la Diplomatura en Educación, Imágenes y Medios, FLACSO. Referente de Comunicación de la Dirección de Educación Secundaria del Ministerio de Educación Nacional

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